martes, 4 de diciembre de 2012

Un silencio disuelto





Recorro en silencio la almohada húmeda de tus labios
(nos fundimos sobre un paraje de sombras)
Hay cosas que mueren porque no se reconocen
(se escuchaba un crujir de hojas tranquilas)
Nadie las despierta, ni el sol tapa sus dedos
(recuerdo que nos inclinábamos siempre hacia la penumbra)

Vacío penetrado sin consuelo, sin lenguas
(teníamos un silencio disuelto en la boca)
Olvidé mis cuchillos clavados en tus dientes
(las palabras se derriten cuando van hacia la luz)

Es eso que con la sangre dibujamos en el vientre
(pocas cosas se resisten a fundirse)
Tus hojas caen como gargantas sin nudos
(al pelear con el fantasma que fuimos)
Los ojos vacíos le aúllan a los pétalos
(al confrontamos al espejo con nuestros propios ojos)

Muero, y de mi corazón brotan pájaros azules
(y manan como el agua destellos naranjas)
Como el lenguaje geométrico de tus jirafas de fuego.










 Cadáver Exquisito de:
@Tres_Ojos y @Cy___


Una piedra junto al árbol.




Una piedra junto al árbol.

Pareciese que es el viento pero no. El árbol sacude sus ramas mientras le da voz a las ráfagas que lo circundan, y yo, más como tropiezo urbano que como piedra, me poso al pie de su paso. Ahí me quedo, como la sombra que nace en lo más alto de la raíz, donde comienza el tallo y sus hermosas cicatrices, al ras de mí y atravesado por la imposibilidad de la concordancia entre el nombre del instante y la caducidad del mismo.

Reclinado en esa palabra enraizada observo cómo la vida dobla en aquella esquina, cómo se curva anunciando su misterio, otro misterio, uno que suele recordarme al bosque que se divisa al fondo de sus ojos, como quien intuye un río al otro lado de los arboles, pero uno de corriente silente, de aire fresco, y algo de ese vértigo que el precipicio nos ofrece, ese de invitación al salto. Así, retando y retado por el recuerdo me siento un campo de batalla, un patio de tonalidades sepias en el que soy un feliz perdedor, un herido por voluntad propia a causa de sus cauces.

Aquella nube fija y su pilar de savia se sacude de nuevo, los elementos que conforman el entorno han perdido sus nombres, entonces esa segunda lluvia de gotas guardadas entre las hojas se precipitan como dulces suicidas sobre mi frente, su recuerdo y las heridas de un moribundo constante presente de piernas recogidas; un corazón y sus pasos de fondo.

Así fue cómo la palabra «Corazón» latió en esta nada contenida, en este cúmulo de esperas donde ella solía sentarse a hojear el eco de polvo que planeaba junto con la sombra, donde desaparecía a plena luz, a la vista de la periferia, donde sostuve el peso de su historia y por tantas eternidades dejé de ser esta pulsación pétrea llevándome a ser el fulcro entre sus muertes frente a sus páginas.

Esto es sólo un recuerdo, un mundillo infinito tatuado en el núcleo y tras la capa que cubre al vacío, el dolor que la terca memoria se empeña en guardar en algún rincón de esta esquina: o como el necio del punto de vista me describiría; una piedra junto al árbol.


Alexander Gnomo.

Una sombra frondosa.


Una sombra frondosa 
Al ras del cielo vencido
Ése gran ramal me iza
Una nube que es nido
Y todo lo armoniza.


Alexander Gnomo.

A mamá



A mamá:

Sé, a ese ser amaré.
Ellas aman, ame amor.
Aroma lea, mamá. Yo te reto.
Ya mamá, ya di.
(Dice dolido, lo sé.)
 
Mamá, yo herido lo diré hoy: ámame.
Sólo dilo decidida ya, mamá.
Yo te reto ya, mamá.
El amor aroma, emana más al leer.
Amaré, sé, sea esa mamá.

Imagen tomada de http://alimentemoselalma.blogspot.mx


Por Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Punto ciego


La cama


“La cama

Una cama es un mueble primordial para la vida de los seres humanos. Hay camas de distintos tamaños y colores, hay camas antiguas y actuales, cómodas e incómodas.

 
Camas de oro y camas oxidadas, hay camas individuales, matrimoniales, Queen o King size, literas, sofá cama, cunas, hamacas o petates.


En la cama naces, creces, te reproduces y mueres.
No es la ley de la vida, pero sí gran parte de los seres humanos nacen, se reproducen o mueren en una cama.


En la cama piensas, en la cama meditas, en la cama gozas, en la cama ríes, sueñas y creces. En la cama copulas, en la cama lloras, en la cama sufres, en la cama mueres.

 
En la cama brincas, en la cama lees y en la cama eres.
En la cama ves, tocas, hueles, pruebas y escuchas.


En la cama puedes pasar las noches más dolorosas, físicas y/o emocionales. Los mejores y peores insomnios, las peores enfermedades, las mejores visitas, las peores pesadillas, los peores regaños por orinarte en ella, o los mejores sueños húmedos que te acercan a ella.

En la cama existen los secretos, en la cama no existe otra realidad más que la que comparte tu almohada y tus pensamientos.
La cama te da calor y te da soporte.
En la cama pasas una tercera parte del día.


 

La cama te hace descansar, descansar en paz.



 
Por Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Cortejo en el mar




Cómo quisiera una sirena hallar;
hallarla dormida y toda varada;
ver su piel con recóndita mirada
sentado desde la orilla del mar.

Observarla hasta que me queme el día,
y, después de un desconcierto de calma,
tomarla con mis brazos, con mi alma,
con mi demasía, con mi manía.

Que al despertar, en silencio me mire,
que con una burbuja me suspire,
como si contemplara a su hombre pez.

Y, que al pretender entrar en su abismo,
me tentara de espuma y erotismo,
a la vez que mire su desnudez.


 Omer Correa



¿Han hablado con la soledad?


Hoy hable con la soledad, desde que te fuiste no me ah dejado de molestar, pero hoy decidí encararla. La verdad, me cayo bien, es muy callada, casi no habla, pero cuando lo hace, me provoca mucho llanto y demasiada tristeza. Es buena compañera, pero muy mala consejera.
Hablamos de ti, de como te ah ido; me dijo que estas bien, que no me preocupara por ti, que estas feliz. Al principio no le creí, pero después, cuando me describió detalladamente tus sentimientos, no pude objetar nada y simplemente me tiré a llorar. Me dijo que porque me ponía así, que no tenía caso, que siempre pasan cosas como esa y que era lo mas normal del mundo: Unas personas van, otras vienen. Así es la vida y lamentablemente nadie puede parar eso.
Después de charlar un rato, me interrumpió mientras le hablaba de lo nuestro y me dijo que si seguía, iba a hacer que muriera de risa, que era la historia mas patética que había escuchado, y que porque me atrevía a decir que te amaba. Yo me sentí triste, y le dije que porque pensaba eso, que como se atrevía a decir que lo nuestro fue patético.
Al decirle eso, se quedo callada, fue como si la hubiera insultado de la manera mas atroz. Se quedo callada unos cuantos segundos, después alzo la cara, me miró fijamente a los ojos, soltó una lágrima y se fue.
No se si regrese mañana, la próxima semana, no se si regrese hoy. Lo único que se, es que se fue sin decirme nada, sin decirme como se la había pasado, se fue sin decirme adiós.



Ángel Gaspar
@letravacia
Blog: http://letravacia.wordpress.com/



Tenía ocho años tal vez, no lo tengo claro.


Tenía ocho años tal vez, no lo tengo muy claro, mi memoria había empezado a fallar desde entonces, pero sí recuerdo que no tenía muchas cosas, casi nada de hecho, pero no importaba porque no sabía lo que me faltaba, vivía al día y vivía bien, mis metas diarias en la vida iban desde cuál árbol trepar hoy y entrenar para el siguiente torneo de canicas contra los de 6°. La poca memoria que tenía la usaba para memorizarme fechas de guerras que no entendía y que habían pasado hace más tiempo del que podía comprender, para mi tener 8 años 7 meses y 19 días eran mucho tiempo, eran toda mi vida y más allá de eso era algo inimaginable, también memorizaba poemas de amores suicidas, cantares mixtecas que eran juegos de letras y palabras incomprensibles. Mi mundo era muy ilógico.

Ahora con 25 años tengo menos certezas del mundo que me rodea, creo saber más cosas y claramente me sé más ignorante que nunca, sigo adorando ir lejos sin destino, aún guardo las canicas que les gané a los de 6° y el árbol que trepaba sigue ahí, cruzando la calle, engrosando su tronco año tras año a la espera de los nuevos infantes que lo trepen en equipo por algún juego o para escapar del perro furioso del vecino que dice odiar a los niños.

Hay cosas que nunca olvidaré a pesar de mis olvidos, afortunadamente la mayoría son cosas bellas.


Virus. Una sociedad enferma.


GÉNERO: ANIMACIÓN, SOCIAL, HISTÓRICO/DOCUMENTAL
DURACIÓN: 3:28

ACTORES: LAURA URÍA, NATALIA CASALI
GUIÓN: JESÚS SANZ












Link a la página del corto: Jameson Notodo Filmfest.
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Siesta


Cae la tarde,
sueñan las cosas rotas
que se construyen.
 
Cierro los ojos,
sé que vuelo debajo
de un sol ardiendo.
 
Abro las manos
¿vuelve lo que se ha ido
a ninguna parte?

Seré



SERÉ

Di sal y seré mar.

Di dulce y seré miel.

Di rima y seré poesía.

Di silencio y callaré.

Di olvido y no lo lograrás…

Seré eco

Rosalinda Mariño
@abrapalabra

Sed de ser.


Sed de saciarme,
Sed de ser
Sé de nosotros.
Hay manos que te recorren y lenguas que nos hablan al oído de la piel. Hay. Somos.
Vaciar de besos estas manos y revolver, entre las piernas, la respiración.
Sed de todo.
Sé de nada.
Derrámate, Derr..ámame.
Al son, al sincronizar los latidos. Y embestirnos y desvestirnos. Y seguir siendo bucle una y otra vez.
Sed de ti.
Sé de ti. Sé mío.

Ester Marfer.

Santa Mónica


Colorama

 
Ella creía que cada emoción tenía un color diferente. Cuando se sentía abatida, solía ver el cielo tan gris como previo a un aguacero, por más que el sol estallara. Si estaba feliz, hasta el césped era rosa, y los edificios mutaban ante sus ojos en un rojo pálido y lavado, casi etéreo. Si latía fuerte por amor, todo era bermellón radiante y cálido. El dolor era de un azabache, denso, profundo, aunque mirara las luces del semáforo.
Sus sentimientos la teñían a tal punto, que hasta sus ojos cambiaban de Pantone. Así, era dable encontrarse con sus miradas anaranjadas, si la mañana la encontraba de un humor agradable, o chocar de lleno con su iris turquesa eléctrico, si la noche la volvía apasionada.
Yo siempre la pensé como una paleta de pintor, presta a dejarse colorear según mutara su jornada.
Ella, me confesó un día, siempre se soñó blanca.
 

Cuento de amor en un día de muertos


En víspera de la celebración de los fieles difuntos, Héctor y María tuvieron el marco ideal para que su intrincada historia de amor diera sus primeros pasos en lo concreto.

Si en este relato los protagonistas se confesaron sus sentimientos, fue quizás por ceder a un deseo caprichoso que aparecía constantemente en los sueños de Héctor. En realidad, todos los romances son secretos, aún los que se confiesan.

Puedo imaginar con claridad a Héctor: está recostado en su cama y piensa en ella. A decir verdad, no es necesario verlo para darse cuenta de la presencia de María. La habitación entera desprende el aroma de su recuerdo. La luz de la tarde que entra por la ventana se refracta al atravezar el aire espeso que Héctor evoca. Cambia de tono. Se vuelve ámbar y acaricia las cosas en lugar de cumplir con su misión iluminadora.

La conoció hace un año en un café al aire libre. Ella escribía sin poner mayor importancia al mundo exterior, me refiero al que estaba más allá de los bordes de la mesita del café. Esa indiferencia siempre será un encanto. Los lentes en la punta de la nariz, la mirada asomada por encima de ellos, "un americano por favor", el cabello claro y un poco despeinado de tanto pasarse la mano por la cabeza. De pronto sintió su presencia. Volteó y las miradas se engancharon en un instante fugaz. El tuvo la certeza de que algún día la conocería.

Todos sabemos que hay miradas como presagios. Son parte ineludible de nuestro destino. Después de varios meses, y sin poder precisar cómo fue, ambos quedaron de verse en el museo de antropología. La Sala Mexica; el lugar romántico por excelencia.

La vio llegar apresurada, apenas diez minutos tarde.

- Hola, ¿llevas mucho esperándome?
-No. Un rato nada más.

Se saludaron de beso. Un beso deliberadamente distraído, cerca de los labios. Entraron en la sala obscura y silenciosa. Al llegar a los pies de La Coatlicue, María se detuvo. Permaneció callada mientras contemplaba las serpientes encontradas en lo alto de la Diosa. Apenas se oía el murmullo de unas voces del otro lado de la sala.

-Coatlicue, María. maría, La Coatlicue -Héctor hizo el ademán de presentarlas.
-Ya tenía el gusto, gracias -dijo María-. Además, es de mis favoritas.
-O sea que son viejas conocidas.
-Se podría decir.

Ambos se encontraron ante el abismo de las palabras. Ninguno se atrevía a hablar de otra cosa que no tuviera que ver con las esculturas. La muerte de un deseo fue en ese momento una ofrenda a La Coatlicue. Sin embargo, en México, la muerte es sinónimo de vida. Al morir un deseo por primera vez, resucita con mayor fuerza. Un deseo puede morir miles de veces, quizás así se alcanza la pasión.

Se vieron durante varias semanas. Una noche, después de que María estuvo con Héctor, se encerró en su cuarto. Se sentó en la cama mientras veía un punto fijo, mientras se acariciaba un pie. Al recobrar el sentido del tiempo se dio cuenta de que su mente había estado en blanco por más de media hora; quizás de visita en la dimensión de las sensaciones. Miró su pie y sonrió.

El dos de noviembre fueron a ver las ofrendas de muertos al espacio escultórico. El viento de la noche hacía que las veladoras pintaran de movimientos amarillos las flores de cempasúchil. El copal penetró más alla de la noche. María alzó la vista y vio cómo la luna llena se levantaba en el cielo rojizo. Jaló a Héctor para que también la viera.

Bajaron al centro del gran círculo que forma la escultura; se sentaron juntos en una piedra; permanecieron quietos y en silencio.

Un mar de grillos llenó el espacio que ellos callaron.

María se volvió hacia Héctor. Al mirarse comprendieron que en ese momento las palabras eran un compromiso inútil. Se besaron en una última ofrenda a la muerte de las razones.

Víctro Artasánchez
@Artasanchez
Viajes inesperados

El aire cambió su olor.



El aire cambió su olor al despertar:  era ella.

Nervioso, ansioso, preocupado, miraba a todo y nada, caminaba, las ideas en mi mente no eran claras, ¿tendría una meta?, ¿será su olor?

Y seguí caminando sin rumbo, seguro de llegar, caminé, no sé cuánto tiempo, el reloj se negaba a avanzar, dejé atrás al tiempo y mi meta tomaba forma de mujer… me paré un segundo a pensar y mi mente seguía en blanco, el olor en el aire empezó a tomar un matiz familiar, aún indefinido y agradable.

Y siguiendo el rastro del viento me atreví a volar, y el superhombre me invadió: acabé con los nervios, ansiedad, preocupación. La meta era fija: seguir ese algo con forma de mujer y aquel olor.

El cielo estaba a mi favor, el viento me tomó de la mano y me invitó a seguir, sentía las nubes en mi rostro haciendo del cielo mi lugar perfecto. Por un minuto sentí el cansancio y me detuve a contemplar el paisaje desde el cielo: montañas, lagos, grandes llanuras; y el viento me golpeó la cara recordándome seguir, y el aire cambió su olor.

Era fuerte, un aroma intenso que le puso rostro a esa silueta con forma de mujer: era ella.

«¿Y si es un sueño?», me pregunté, como desafiando al superhombre, supuse caer por un segundo, pero su olor era más fuerte y seguí volando…
Y el viento me llevó a un lugar extraño que gritaba mi nombre, insistente, fuerte, dulce… en ese momento me sentí perdido, miraba a todas partes: buscándola.

Y en ese instante el superhombre desapareció, caí de golpe al suelo. Aturdido, nervioso, me puse de pie, miré al horizonte y era ella, ¿era ella?. Confundido aún me acerqué, como si la hubiese conocido, respiré profundo y le planté un beso, el aire cambió de olor, mi cuerpo, mi mirada. Me convertí en ése ríe, el que canta, ése de ella.

Era el día perfecto, tomé su mano para no soltarla y caminamos rápido con rumbo al paraíso: al de su voz, al de su cuerpo, su cara, su aroma…

Y todo el silencio, las miradas, las caricias, se convirtieron en una «batalla brutal» y no importaba ganar sino seguir peleando, a piel, corazón a corazón…

Y la «batalla» se convertía en sueños, en miradas profundas, en gritos, en su aliento en mi ser, en su cintura en mis manos, mi batalla se convertía en ella, moría con ella y resucitaba una y otra vez, porque era ella… si terminamos muertos resucité en sus ojos y en su voz, es sus «te amo», resucité para vivir por ella.

Y el tiempo que dejé atrás no llegaba, y seguíamos unidos en un solo latido, burlándonos de la distancia, nos reíamos juntos del tiempo, no importaba nada, fuimos más fuertes que el «destino» y hasta nos burlamos del amor, haciéndolo pequeño.

Nací de ella y me mataba, renacía en ella, moría. Esto de matarme a besos, golpes y caricias me invitó a vivir.

Y sentí que pasaron años sin salir de ella, crecíamos juntos, corazón a corazón, latido a latido, piel con piel. Y el sonido de su voz que no dejaba de encender mis sentidos y ver el mundo con color a ella. No existe más.

Entonces, el aire cambió su olor, anunciando la venida del tiempo, del tiempo que llegó a tomar venganza y llevarme de vuelta, ése tiempo que no perdona, el que no olvida, ése que pudimos ganar.
Cada lágrima en sus ojos debilita al tiempo, esas caricias y los besos, se sellaron en un pacto para matar al tiempo, para que no regrese nunca.

Abrí los ojos a la realidad… y el aire cambió su olor...

Fernando.

Muy breve


Tiene tanto que no escribo, que la pluma ya no tiene tinta,
mis dedos están entumidos y solitarios de letras.

Extraño tener el tiempo de sentir un buen libro entre mis manos,
y extraño ver mis sueños volar plasmados en mis páginas.

Sin embargo, aquí sigo, viviendo, desviviendo,
escribiendo en las páginas de mi vida,
intangible para todos pero necesario para mi.

Muy breve... aquí sigo.


Ana R.

Allá, ella y él

Era ella

Sí, era ella, tal como la esperaba. 
Con la luz de sus ojos encendiendo la mañana.

Era ella, con el rosado de sus mejillas ruborizando las tardes, 
con el verde de sus ojos iluminando los colores del agua.

Con sus manos blancas como caricias de nube 
y con el rojo de sus labios maquillando las rosas de la ventana.

Ella, la que encendía el sol de mis desvelos 
y bajaba cada noche en sus párpados las estrellas.

La que pateaba el vientre de luna 
e iluminaba sus mejillas con los reflejos del agua.

La que tocaba el cielo con sus dedos 
y abrazaba todos los sonidos que le susurraba el viento.

La que hacía girar la tierra, 
y caminaba con sus pies desnudos 
desde los bosques hasta la arena.

Ella, la que cimbraba los cimientos de todo silencio
la que al abrir los ojos se encendía como un sol entero.



Silvia Carbonell L.




Lo que no se dice en un listón detrás de la violencia

El día internacional de la erradicación de la violencia contra la mujer no debería ser un listón que se porta un día específico, opino.

Como mujer me he topado con 364 días del año de indiferencia a estos hechos lamentables.

Aparte del daño irreparable ocasionado, queda el veneno esparcido en la semilla de los hijos. Hombres que tal vez recorrerán el mismo camino de los padres. Hijos que padecerán las heridas irreversibles, que cambiarán su conducta para siempre y verán al mundo con nuevos ojos. Ojos que muchas veces, los harán empáticos y llevarán las marcas de sus duelos en silencio y con verguenza.

No es con un listón como se solidariza, es yendo a las instituciones a exigir cuentas de lo que no han hecho. Otorgar protección.

¿Sabías que para denunciar violencia doméstica a una mujer se le otorgan solo tres días de restricción del agresor hacia ella? El resto de los días ella está expuesta a cualquier cosa que pueda suceder. Es penoso reconocer que hay que salir todos los días a la calle con tu denuncia en mano, porque el día que la olvides en casa, estarás con el jesús en la boca de que nada suceda de nuevo.

Rogar por una autoridad cerca en tus recorridos diarios para sentirte “protegida” y a la vez una serie de situaciones como estas que no te permiten seguir tu vida con normalidad porque nada de esto ayuda a que comiences a recuperarte. Nada de esto “permite que olvides”.

Es como si la situación misma se asegurara de que tú recuerdes constantemente estar en el bache y cualquier paso en falso aún no siendo “tu culpa” te regresará de nuevo a la misma circunstancia de la que huyes.

¿Sabías que existe un porcentaje del 100% de que el agresor la busque y/o coaccione y amenace para retirar la denuncia?

De hecho hasta la misma “familia” se involucra.

Hermanos, parientes, padres que lo único que buscan no es ayudar, sino evitar que el familiar se haga responsable de los hechos. Coaccionan, amenazan, mienten e intimidan a la víctima con tal de lograr su objetivo. Que el sujeto quede impune.

¿Sabías que debes encontrarte golpeada y masacrada para que se le detenga durante los hechos y solo si tú solicitas que lo aprehendan lo hacen? No importa como te encuentren.

La autoridad solo se presenta en calidad de “testigo” ante una situación de diferencias entre cónyugues o pareja, sin que tengan la “libertad” de actuar con criterio propio.

Es la propia víctima la que debe suplicar porque se le detenga y eso, en el acto, con el sujeto presente (que como bien sabemos tomará represalias apenas tenga una sola oportunidad porque por supuesto él no olvidará este hecho) para estar a salvo, de lo contrario ellos - la autoridad,- se retiran sin hacer nada al respecto, (hayan visto lo que hayan visto).

No es con un listón como se celebra la “no-violencia” contra la mujer, es aplicando las leyes con rigor que ya existen y creando nuevas. Es formando gente capacitada y nuevas leyes que desde el primer momento que una mujer llega con dudas y miedo a denunciar un hecho, se le atienda por personal profesional capacitado que la guíe y asesore de manera adecuada, con delicadeza, de lo que ella llega suplicando en silencio porque su voz ha sido mutilada con los golpes o amenazas.

Nuevas leyes que protejan a la mujer y sus hijos porque a ellos no se les exigen pruebas pruebas psicológicas.

A ellas sí se les coacciona a tomarlas por su propio bien en instituciones que lejos de ayudar entorpecen.

Citas psicológicas donde la prioridad es no cancelar cuando la víctima se encuentra entre la espada y la pared y debe decidir si salir a buscar empleo inmediato como prioridad para cubrir las necesidades elementales de los hijos, o hacer caso de un citatorio en su proceso para que “pueda avanzar”.

Citas que generan un costo “simbólico” que más tarde hasta dictar sentencia se le exigirá al abusador si bien le va a la víctima, pero que ella debera cubrir e invertir de propio bolsillo para su “pronta recuperación”.

Una madre lastimada debe forzosamente buscar el sustento de sus hijos de inmediato - porque el próximo acto de violencia por el que se verá forzada a pasar es perder la pensión de las necesidades básicas de sus hijos.-  y aún así debe estar pendiente de su caso a la par, porque de lo contrario la denuncia se “estanca” y no pasa nada.

No es con un listón como uno se hace presente en estas denuncias de “ya basta”.

Es informando lo que nadie quiere opinar por verguenza.

Rara vez uso un espacio personal de poesía para externar mi voz detrás de mi cuenta. Pero hoy no usaré un listón como el resto.


Hoy denuncio lo que pasa, lo que me consta y he visto de primera mano.


En México, tenemos un sistema judicial del asco, totalmente misógino.

Donde es la mujer la que debe demostrar, cuidarse, protegerse con ayuda de familiares porque la autoridad no lo hace, no brinda ningún tipo de protección.

Mientras; el agresor, camina con una fianza, libre por la calle intimidando, amenazando de nuevo y agrediendo con resultados peores que la primera vez.

Para ellos es un “borrón y cuenta nueva” ignorando que tienen un problema psicológico que obviamente nadie les obliga a tratarse mientras ella debe lidear día a día con los resultados y daños de una agresión que la marcará el resto de su vida.

¿Sabías que retirando o no, la denuncia, la agresión se repite con peor consecuencia que la primera vez? Obvio, el sujeto sale bajo fianza.

¿Sabías que ellos gozan de un defensor de oficio de inmediato y el único representante legal de una mujer es el mismo?

Que obviamente lo que muchos de estos sujetos solo buscan, es sacar provecho financiero del proceso por ambas partes y no tienen la mayoría de las veces ni el tacto, ni el interés de erradicar conductas que como sociedad ellos no sienten responsabilidad alguna.

Dicho esto mi reflexión es la siguiente.

La cuna de estos problemas comienza en casa.

Madres y padres que tenemos la responsabilidad de educar con valores para poder exigir hombres responsables del mañana.

Padres que no solapen las malas conductas como resultado de su irresponsabilidad y desapego.

El deber que tenemos de educar con manos firmes hijos que no se les dé fácilmente todo en las manos.
Porque todos incluyendo sociedad somos responsables de los hombres que entregamos al mundo.

Sociedad a la que les es muy fácil opinar desde las trincheras, juzgando criticando y ofreciendo lo que ellos creen soluciones cuando en su vida se han cruzado en medio de una guerra de dolor donde la víctima es humillada y lastimada dentro de su propio espacio vital, su propio hogar.

Gente que juzga un “se lo buscó”, “no es mi asunto” o a mí no me va ni me viene.
Y se equivocan, a todos nos va o nos viene, ya que desgraciadamente vivimos en un mundo envenenado de lo mismo y si este asunto no nos pega en primera persona, nos golpea en segunda o tercera persona.

Yo pregunto, ¿hermanas, madres, hijas, amigas, compañeras, merecen esto? ¿Creen que el “no me ha tocado” los exenta?

Tarde o temprano, todos pasaremos por un hecho lamentable como estos de violencia, si la sociedad sigue caminando como hasta hoy. Creyendo que no serán tocados, creyendo que no es su asunto y observando indiferentes como un género completo es tratado completamente distinto por los valores inculcados a los hombres con respecto a qué valor tiene como ser humano una mujer.

Un hombre no tiene derecho a violentar a otro ser humano, llámese mujer, anciano o niño, si no ha logrado con amor diario, ganarse su respeto, su permanencia y su cariño.

Nadie tiene derecho de retener por amor a nadie, si es justamente amor ni respeto lo que no ha ofrecido. 

Nadie, absolutamente nadie, puede retener lo que no le pertenece.

Así como el mar no tiene derecho de retener la arena que permanece en la orilla.

"Ni el sol es capaz de retener al ocaso y evitar que la noche encienda todas las estrellas". 


Silvia Carbonell L.





Ni el sol es capaz de retener el ocaso y que la noche llegue a encender todas las estrellas.






Canción de cuna a la niña-luna



Te hice una canción de cuna niña luna 
que lleva tus colores de cocuyos de arena.

Mientras iban de copla los sonidos de las olas a tu ventana, 
como abrazos de salitre a darte el beso de las buenas noches.

Y las orillas de piedra chocaban, 
con los dulces sonidos de los besos del mar con la arena encendida.

Mientras el mar cantaba a tus sueños niña luna, 
las estrellas brillaban a través de tus ojos cayendo de sueño.

Y la luna te arrullaba despacio,
con sus suaves dedos de luz atravesando tu ventana.

Todo el cielo guardó silencio y dejó que los cantos de las caracolas 
en los oídos de la arena silbaran...

El bello canto a una niña luna que bajó a la tierra 
a llenar de sueños todos los ojos que la amaban.

No se supo nunca de un sonido tan dulce, 
donde la tierra abrazara a la noche para unir sus voces.

Era el canto a una niña luna que cuando abría sus hermosos ojos, 
la luz de su madre iluminaba la noche mientras menguaba.




Silvia Carbonell L.